Manolo camina por el fértil desierto de la memoria

José Alberto Andrés Lacasta estrenó el pasado 17 de mayo su film más reciente. Un documental sobre una de las figuras míticas del punk español. MANOLO KABEZABOLO: Si todavía te quedan dientes es que no estuviste aki es viaje a los laberintos de la memoria, a un paisaje que por extraño que pueda parecer, resulta tan poderoso como entrañable

ROBERT ANDRÉS GÓMEZ

Han sido cuatro años. Cuatro años de entrar en contacto, de conocer y estar. De ir y venir. De recorrer lugares para encontrar documentos, registros, personas. De navegar y sumergirse en el océano digital para identificar individuos y colectivos seguidores del protagonista de esta historia. De vivir momentos cuesta arriba, otros llanos y otros cuesta abajo. De incluso vivir momentos de bajón. Y allí, en el centro de todo, un creador tan ajeno de todo y tan presente. Tan dispuesto, incluso en sus batallas y reflexiones por entender hasta dónde sí y dónde no. Y allí tan en medio como el anterior, un autor (el director) inmerso en un proceso de reflexión narrativa necesario para elaborar el retrato de Manolo Kabezabolo, compositor, músico e intérprete ineludible en la escena musical aragonesa y española. El punk como ejercicio de autorretrato existencial pero también como registro de la historia contemporánea, social y política de una nación.

MANOLO KABEZABOLO: Si todavía te quedan dientes es que no estuviste akí de Jose Alberto Andrés Lacasta (Huesca, 1969) es un film en crescendo. Un film que pertenece  al reino del documental, para apropiarse desde allí de los paisajes que transitan el western, el fantástico, la ciencia ficción, el steam punk y el surrealismo. Doctor en Sociología, videoartista y cineasta, fundador de la productora Ducardelin Studio ha conseguido materializar ese viaje de cuatro años con todos los altibajos señalados y probablmente otros tantos.

Tras participar en la 65.ª edición de ZINEBI – Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, en la 29.ª Muestra de la Asociación de Realizadores Oscenses, en el 10.º Festival Internacional de Cine La Mirada Tabú, en la 21.ª edición del Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe y en el festival ZarRockaztelu; su film más reciente es una declaración de amor a un héroe musical, pero también un tour de force cinematográfico, por el héroe en cuestión, su origen, sus circunstancias, su derrotero profesional; pero también por su compromiso -el del realizador-, con el espectador. Buscando escapar de la frustración o distancia que pudiera generar. Algo que parece haber quedado bastante lejos tras las primeras proyecciones.

La admiración y más allá de la admiración

Antes de realizador de este documental, Lacasta fue un fan. Pero el film es más que un mero ejercicio de admiración. Es un retrato de Manuel Méndez y de Manolo Kabezabolo. No se puede entender a uno sin el otro. Un hombre en dos mundos, entre las paredes de un psiquiátrico y también sobre las tablas de un escenario. Un hombre y un artista que irrumpió en la escena punk a finales de los 80. Con ello, entre forma y fondo, el fondo que en tanto se mueve hacia el primer plano, es un país que avanza paso a paso con Manuel y Manolo atravesándolo.

“Era un objetivo y un paso más en mi trayectoria de cineasta y documentalista. Mi formación es la de sociólogo y en ese sentido hay una serie de cosas que van pegadas al desarrollo del film relacionadas con la metodología y la documentación. ¿Cómo recurres a las fuentes en una historia tan envolvente como esta? Eso era fundamental para entenderlo. Diría que hemos realizado una labor de arqueología para conseguir todo el material de archivo utilizado -y todo aquel que quedó fuera-. Y también para no generar un deja vu cronológico ya visto. No solo de del personaje sino de su entorno, de la música: el punk. Que fuese más allá de la vocación de tocar y un sentimiento local muy arraigado”.

El contexto histórico

“El contexto social, toda esa Historia, dio mucho sentido a la forma y a entender esa forma de reflejar su arte. Todo lo que le rodeaba le importaba mucho… Yo hice una modesta investigación, diría débil por no ser abundante, que fuera lo más concienzuda posible a propósito de la Psiquiatría y el modelo psiquiátrico de entonces y cómo ha evolucionado; siguiendo también las reflexiones de Michel Foucault Locura y sinrazón. Historia de la locura en la época clásica donde se realiza una crítica profunda y reflexiones sobre los métodos asistenciales de las enfermedades psiquiátricas, desde su carácter represor y punitivo a excluyente por decir lo menos-, y al menos de su ingente obra, de su punto de vista, encontré un hilo del que tirar. La historia de Manolo también ha evolucionado junto a la historia de la Psiquiatría en este país. Escucharlo a él es enterarse. A partir de allí se desarrolla un correlato y ejercicio cinematográfico que avanza en paralelo a la historia de Manolo. Es fácil de decir pero no de ver”.

El correlato del que habla el realizador obedece a un minucioso trabajo de selección de materiales preexistentes que le permiten desprenderse de un biopic documental al uso y cronológico, permitiendo subvertir la forma del film y también pisar los linderos de los géneros ya mencionados. La documentalista Elena Rodrigo fue clave en ello y también el montador -y director de fotografía-, Jorge Yetano. Una y otro ayudan a modificar el ritmo y forma del montaje para llevar todavía más lejos la mirada del realizador. Una mirada que sube otro escalón con la suma de la animación y la ilustración como recurso para subrayar la metáfora que da cuerpo al film.

La animación y otros estilos

“Esa era la intención. Desde muy al principio las imaginé como las ves. De la manera como las dibujé. Hay un artista que me subyuga: José lbarrola y sus cómics de los 80, también 1984, el pust punk, toda referencia a un mundo de escombros, del gigantismo en la cultura clásica, de esa grandiosidad faraónica que está en decadencia.  Allí hay una cosa que se me acaba colando la figura de (GIOVANNI BATTISTA) PIRANESI. Creo que todo esto construye la metáfora perfecta de Manolo. Era una manera de hacer, un recurso para ver la historia. Esa era la cosa. Por otro lado,  se trata también de técnica cinematográfica y darle al espectador un descanso. Darle un respiro en medio de un atronador mensaje, un mensaje a la yugular”.

El tono del documental

Los materiales previos al documental, todo ese inmenso archivo de la memoria de un mundo esparcido por doquier es, sin duda, oro en polvo para un investigador y un documentalista. Pero no todo lo que brilla es oro. Sin embargo, encontrar y recuperar una entrevista de Manuel es otra marca en el viaje a un film que huye de lo cronológico para delinear la figura y fondo. Para asomarse a otros territorios de la memoria e historia del protagonista.

 “Me llego de suerte la entrevista que le realizó entonces Marcos Saban. Allí Manolo se encontraba en un momento en el que contaba cosas de las de verdad. Le costó entregarme el material. Era consciente de que allí tenía una auténtica bomba. Me pidió que sólo lo haría si Manolo lo autorizaba. Así que fuimos juntos, Manolo y yo y vimos el material. Manolo se emocionó y finalmente dio su permiso.

“En ese momento Manolo estaba a tope y claro no tenia esa fluidez ni las ideas le venían a punto. Lo que decía era desarmante. Ayer -en una entrevista reciente durante la gira de medios a propósito del estreno del film-, un periodista muy hábilmente le dijo: “Lo que más me ha conmovido es que dices que te dabas miedo de ti mismo”. Y Manolo respondió: “Pues sí, me sigue pasando literlamente. Lo que más miedo me da soy yo”.

“Manolo es un hombre profundamente honesto. Encontré el tono del documental en esa condición. Su testimonio, su manera de ir era lo que daba la cercanía con el personaje. Lo que daba y generaba transcendencia. Y desde allí lo que termina empatizando con la gente, con el espectador.  Al salir de una proyección, una señora me dijo: “Tengo ganas de verlo -a Manolo-; si lo viera le daría un abrazo y ya está”. La manera que tienen de verbalizarlo y sus circunstancias me demuestran que se trata de un relato muy poderoso. No se necesita más”.

Entrelazados

Historia de un país, de un movimiento musical. Historia de Manolo y de Manuel; y de una generación de amigos que siguen allí, una vocación de amor absoluto entre unos y otros.

“Eso que dices fue una cosa que me costó resolver. Tenía que enmarcar a Manolo. Establecer cuatro resortes para que se sepa de dónde viene para que luego vuele. Genera un crescendo, y el espectador entiende cómo evoluciona.  Así que necesitaba retratarlo para quien no sabe nada de él.

“Su amigo íntimo -Santi Ric-, es una pata clave para ubicarnos con respecto a Manolo. Es después de Manolo, el personaje que más vida tiene dentro del documental por el vínculo afectivo. Durante muchos años fueron un par indisoluble. Imposible no verles juntos. Luego cada quien ha tirado por su lado. Pero siguen siendo muy amigos, un tándem.

Es curioso. Me daba envidia. No he conseguido ese nivel de cercanía que Santi y Manolo -quienes son amigos desde críos-, tienen entre ellos. Una relación a la que he asistido como espectador”.

El Padre

La figura del padre de Manolo es medular en su historia. Una figura que se convierte dentro del documental en el elefante en medio de la habitación. Aún así, el director lo convierte en una sombra que permanece allí sobre los hombros del protagonista. “A nosotros nos generó un serio debate. Si debíamos darle  tanto peso específico  al padre dentro de esa historia negra de Manolo. Fuimos descubriendo durante todo este tiempo que la figura de Manolo está llena de episodios apócrifos, al punto de encontrar algunos como su retiro en un monasterio budista en Japón. Numerosas historias falsas y violentas que son mentira y que queríamos desterrar del documental. Manolo no rehuye hablar de su padre. Y es cierto que el 90 por ciento no es bueno, pero sigue visitándole, aunque luego vuelva desecho.

“Pero además del padre, hay otra figura clave que decidimos no nombrar: su madre. Fue una mujer sufriente. No sólo es Manolo, son tres los hijos que tienen el mismo diagnóstico de enfermedad mental. Puedes  imaginártela con todo eso,, viviendo en un pueblo de 15 mil habitantes. Entonces en una época llena de prejuicios. Estuve con ella dos veces, y al final declinó participar. Me pegué mes y medio deprimido. Me lo dijo con firmeza. Me daba luces por todos lados, y me habria dado unos campos tremendos para abordar, la presencia de mujer triste. Todo apuntaba al padre. A ese hombre terrible”.

Elogio de la palabra

A Lacasta se le iluminan los ojos cuando habla sobre Manolo -sí, Manolo, así de cercano-. Como si de pronto su memoria hurgara en el pasado de esos cuatro años y fija algún momento que le hace sonreir y comentar de entrada: “Manolo no tiene ni “egonomía” y sí  una falta de picardía. Manolo en su vida normal no dice palabrotas. El tema sexo le apoca. Se retira. Cuando habla, mide mucho las palabras. Intenta construir bien las frases, de una corrección total extrema. Siente un regusto por la palabra que le honra. El es consciente que su herramienta es la palabra. Sus ejercicios de escritura mecánica o su metodología para encontrar la palabra exacta para las rimas y mantener líneas como el sentido del humor. Allí está, por ejemplo, la canción sobre el aborto de la gallina. Tiene una velocidad y un genio. En una entrevista le preguntaron cuál era su estilo y el respondió “estilográfico”.

MANOLO KABEZABOLO. Dirigida, producida y escrita por J. Alberto Andrés Lacasta. Elena Rodrigo como documentalista. Jorge Yetano como director de fotografía y montador. Diego Martín es el cámara y Jorge Fuembuena y Leonor Villaluenga los foto fija. Naiel Ibarrola es el responsable de la animación. Josu Trocaola se ocupa de los VFX y el etalonaje.  Daniel Peña (Mubox) firma la edición de sonido y Manuel Méndez Lozano, Naiel Ibarrola y Marina Barredo, la BSO. Manuel Morlanes, Ana Ara, Mubox SL y Jorge Yetano son los productores asociados. Leonor Villaluenga y Carmen Pérez se encargan de la coordinación de producción.  Ana Ara y Carmen Pérez son las productoras ejecutivas.

BIOFILMOGRAFÍA. Doctor en Sociología Jurídica y licenciado en Ciencias del Trabajo. En el ámbito cinematográfico, máster en Guion Cinematográfico y Máster Producción y Dirección de Contenidos Audiovisuales. También se formó en Conservación y Restauración de Bienes Culturales y Patrimonio en la Escuela Profesional de Bellas Artes. En 2013 funda la productora Du Cardelin Studio SL. Ha sido reconocido con más de 40 premios nacionales e internacionales, compitiendo en más de 300 festivales. Además, es miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas.

Filmografía destacada en la que ha participado como productor, guionista y/o director: 

  • Caídos del Zielo (documental, 2025)
  • Queer Me (documental, 2024)
  • Los restos del pasar (documental, 2024)
  • Yo Albañil (cortometraje, 2024)
  • Las Gemelas Atomikas (documental, 2023)
  • ManoloKabezabolo (largometraje documental, 2023)
  • Sebastienne (cortometraje, 2021)
  • Buñuel un cineasta surrealista (documental, 2021)
  • Ofra & Khalil (cortometraje, 2019)
  • Epílogo para la muerte del Fauno (cortometraje, 2016)
  • Tras Nazarín (documental, 2014)
  • Una mujer sin sombra (documental, 2011)
  • La Nakba permanente (documental, 2009)

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