«Don´t Look Up» y la vacuidad

REINALDO CHACÓN

Los griegos no se equivocaron: tragedia y comedia, los macro géneros narrativos de donde todo parte. Una simbiosis que contiene el poder de describirnos como especie mostrando nuestras miserias, alegrías, demonios y bondades que se mezclan en un incoherente pero entendible ecosistema que mantiene su equilibrio y balance sin que nada lo perturbe. Grandes temáticas que no poseen barreras entre ellas y se retroalimentan, más que por necesidad, por inherente forma de existir: somos seres trágicos que nos revitalizamos desde la comedia, pero también seres reflexivos que construimos desde el humor nuestro reflejo más desgraciado. Esta asociación es la que toma, desde el guion y la dirección, Adam McKay con su film Don’t Look Up (2021) el cual narra la historia de dos mediocres astrónomos que descubre un asombroso pero terrorífico evento: un enorme cometa lleva en su rumbo la colisión directa con el planeta tierra. En su intento por advertirle a la humanidad, se dan cuenta que a nadie le importa. La indiferencia presente en la clase política, los medios de comunicación y las obsesiones de las redes sociales, imposibilita que se comprenda el impacto del descubrimiento, provocando que sea demasiado tarde el momento en que se tomen las medidas para salvarnos.

La penetrante y detallista pluma política con que nos había deleitado McKay en The Big Short (2015) y Vice (2018), retorna a sus orígenes satíricos y divertidos de Saturday Night Live donde la comedia política y social fundamentan su enfoque. Es esta simbiosis entre la crítica y el humor lo que hace tan original un guión que, junto con David Sirota en la creación de la historia, cachetea constantemente al espectador. Lo que al principio parece tener esa perspectiva generalista, termina por centrarse en lo más intimista de nuestro paradigma actual como sociedad: las redes sociales. Sin temor ni celo, dispara un cañón lleno de agudeza burlesca que coloca la diana en nosotros: nos merecemos los líderes que tenemos, los medios de comunicación que vemos y leemos, las plataformas que usamos, los pensamientos y argumentos que generamos, como consecuencia de nuestra vacuidad. Nuestra superficialidad como sociedad ha sido construida por todos, no solo por algunos. Somos un reflejo inequívoco de quienes “gerencian”, “construyen”, “proveen”, “divierten”.

Sin embargo, esta mofa, que tiene la película como tono, es difícil de mantener durante 138 minutos de metraje. Su impactante inicio satírico cruel y agudo, va mermando a medida que nos adentramos en el complejo conflicto al que nos lleva McKay: nuestro reflejo. Argumentalmente no desvaría, pero si empieza hacer aguas el film cuando la dirección no consigue cómo mantener el foco en la abstracta crítica social que, en vez de convertirse en personaje, queda como mero contexto. Pierde forma cuando las subtramas no mantienen la potencia del argumento, convirtiendo a los personajes en elementos tan superficiales como lo que intentan criticar. Por ello, aunque el film promete en sus inicios, adormece a medida que avanza y se va convirtiendo en un discurso frívolo e insustancial que intuye un final predecible. Nos expresa como borregos vacuos de una sociedad superflua, pero es hacia allá a donde transita film como objeto artístico. Un final trágico y cómico para la propia película.

Esto también va en sincronía con las correctas pero no descollantes actuaciones de un reparto lleno de figuras. No aparece ningún destello de grandeza de parte de ninguno de estos grandes actores. Lo que venía siendo una constante en sus películas, un personaje con el peso discursivo de la crítica, en este caso se diluye por el exceso. Esto no significa para nada un detrimento argumental, pero si evidencia la necesidad de tener estrellas de Hollywood, identificadas con la crítica del film, para conseguir un impacto mediático frente a una temática que ha tenido su derrotero siempre en géneros de acción y drama.

Aunque se encuentre en la lista de nominadas a los Globos de Oro y los Critics Choice  Awards, o haya sido seleccionada por la National Board Review y la American Film Institute entre las mejores películas del año, la verdad es que será un film visto y olvidado. Mostrar la verdad de nuestro presente no garantiza el éxito, coloca una responsabilidad con un peso sustancial que este film no supo manejar.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s